ETECSA lanza recarga internacional con saldo multiplicado por cinco y datos de madrugada.

ETECSA lanza recarga internacional con saldo multiplicado por cinco y datos de madrugada.

A veces parece que ETECSA  no vende servicios, sino ilusiones con fecha de vencimiento. Esta semana, la empresa estatal volvió a prender las redes con una nueva promoción internacional: entre el 21 y el 26 de octubre de 2025, los cubanos que reciban una recarga desde el extranjero verán su saldo multiplicado por cinco y, además, disfrutarán de datos móviles ilimitados de madrugada. Sí, de 12:00 a.m. a 7:00 a.m., cuando la mayoría duerme o no tiene corriente.

Y aunque el anuncio suena como una fiesta digital, la letra pequeña —como siempre— cuenta otra historia: la del negocio redondo donde el cubano pone la necesidad y Etecsa se queda con casi todo el dinero.


El bono que multiplica el saldo, pero no la realidad

Para aprovechar la promoción, basta con recibir una recarga desde el extranjero equivalente a 600 pesos cubanos (CUP), que según la tasa de cambio oficial de la empresa equivale a 24 dólares. Con eso, el cliente verá 3.000 CUP en su saldo principal, una cifra que en teoría parece un premio, pero que en la práctica es apenas una sombra de lo que vale ese dinero en el mercado real.

Porque si esos mismos 24 dólares se cambian en el mercado informal, el cubano obtendría alrededor de 11.000 CUP. O sea: aunque Etecsa dice “te multiplico por cinco”, en realidad el usuario está recibiendo menos de una tercera parte de lo que podría obtener fuera del sistema.


Y aquí es donde empieza el verdadero análisis: Etecsa no pierde; gana. Y gana mucho. Según estimaciones de medios independientes, la empresa se queda con hasta el 93,8% del dinero de cada recarga internacional. Un porcentaje que en cualquier otro país sería considerado abuso, pero en Cuba se disfraza de “beneficio promocional”.


La madrugada, ese nuevo horario premium

El otro atractivo del plan es la bonificación de datos móviles ilimitados de madrugada durante 30 días.
En teoría, suena tentador: Netflix, YouTube, llamadas por WhatsApp sin límites… Pero en la práctica, ¿quién puede aprovechar realmente eso? . Entre apagones, baja conectividad y horarios laborales, la “oferta” termina siendo útil solo para los que se desvelan o los que dependen del Internet para trabajar a escondidas del sueño.

“Eso no es un bono, es una burla. Uno tiene que estar como un murciélago para aprovecharlo”, comenta desde Santiago de Cuba una usuaria que recibe recargas mensualmente desde su hija en Hialeah. Mientras tanto, su hija, que envía desde Estados Unidos, se pregunta en redes si no sería mejor mandar el dinero directamente por Zelle o Remitly para que su madre lo cambie en el barrio. Pero claro, ahí Etecsa no gana comisión.


El poder del monopolio disfrazado de modernidad

Cada promoción de Etecsa se presenta como una oportunidad para “mantenernos conectados”. Pero la realidad es otra: una estructura de monopolio sin competencia, donde el usuario no puede elegir ni cuestionar el precio del servicio.

En la práctica, las recargas internacionales se han convertido en una fuente de divisas garantizadas para el gobierno. Los cubanos de la diáspora, especialmente desde Miami, Tampa, España o México, son quienes sostienen estas promociones sin darse cuenta. Muchos lo hacen por amor —por mantener la comunicación con sus padres, hijos o parejas—, sin imaginar que cada dólar enviado se traduce en un margen enorme para la empresa estatal.

“Recargar es como pagar un rescate emocional”, me confesó un joven cubano residente en México DF.
Y tiene razón. Porque en Cuba, hablar con tu familia se ha convertido en un lujo emocional, y Etecsa sabe jugar con eso como nadie.


El espejismo del “saldo multiplicado”

Lo curioso es que, aunque las recargas se multiplican por cinco, el valor real del dinero en la isla sigue cayendo. Un ejemplo claro: una recarga de 600 CUP convertida en 3.000 CUP no alcanza ni para dos libras de pollo y un pomo de aceite en el mercado informal. Y mientras tanto, Etecsa presenta la promoción como si fuera un acto de generosidad tecnológica.

A todo esto se suma otro detalle: la promoción solo aplica si se recarga a través de los distribuidores internacionales autorizados. Estos distribuidores, a su vez, aplican sus propias tasas de cambio y comisiones, lo que hace que el costo final para el emigrado sea aún mayor. En resumen, todos ganan menos el usuario.


Un país que se conecta con el alma, no con megas

Lo que más duele de esta historia no son los números, sino la ironía de fondo: mientras ETECSA ofrece “datos ilimitados” de madrugada, el cubano promedio pasa el día desconectado de su realidad digital.
Entre los cortes de energía, los bajos salarios y el costo de los paquetes, conectarse sigue siendo un acto de resistencia.

En AKubaa lo decimos sin vueltas: la tecnología en Cuba no es una herramienta de progreso, sino una promesa que se paga cara. Y cada promoción de Etecsa, en lugar de acercar a las familias, refuerza la dependencia económica y emocional entre los que se fueron y los que se quedaron.

Porque el cubano que recarga no lo hace por gusto, lo hace por amor, por culpa o por costumbre. Pero en cada recarga también hay una historia: la abuela que espera la llamada, el hijo que manda el saldo, la madre que se desvela para aprovechar los megas antes que amanezca.


La visión de AKubaa

Desde AKubaa, creemos que la conectividad no puede ser un privilegio de madrugada. La verdadera modernidad no se mide en gigas ni en bonos, sino en acceso justo, en transparencia y en respeto al usuario. Etecsa sigue operando como si el cubano no entendiera de economía, como si no supiera comparar tasas de cambio, ni calcular cuánto realmente vale su dinero.Pero los tiempos cambiaron. Hoy los cubanos dentro y fuera del país están más informados que nunca. Y mientras el Estado celebra “ofertas especiales”, el pueblo calcula, compara y comenta con sarcasmo en las redes.Porque el cubano no se deja engañar, solo se adapta.


Voces del pueblo

“Te dan megas de madrugada, pero la corriente se va.”
— Yunior, Holguín

“Yo recargo a mi mamá, pero siento que estoy recargando a Etecsa.”
— Dayana, Hialeah

“Eso no es una oferta, eso es un truco contable.”
— Usuario en Twitter

Las frases hablan solas. El cubano ya no compra cuentos, compra tiempo para poder hablar cinco minutos con quien ama. Y eso, en un país donde la conexión se volvió un lujo, vale más que cualquier bono multiplicado.


Conclusión: la recarga real que Cuba necesita

Sí, Etecsa vuelve a multiplicar los saldos y regalar megas. Pero mientras el pueblo siga sin poder elegir, toda recarga será una transacción emocional, no tecnológica. Y mientras la tasa de cambio siga siendo una broma, cada promoción será un recordatorio de que el valor del dinero en Cuba se mide en sacrificios, no en CUP.

El cubano necesita más que datos de madrugada: necesita claridad, competencia y respeto. Hasta entonces, seguiremos haciendo cuentas, buscando conexión no solo con Internet, sino con la esperanza.

Y tú, ¿qué piensas de esta nueva promoción?. ¿Crees que ETECSA está premiando al pueblo o exprimiendo el bolsillo del emigrado? . Déjanos tu opinión y únete a la conversación en www.akubaa.com o en nuestras redes.
Porque aquí, lo cubano se cuenta como es: con picante, con corazón y con calle.

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