Última Hora en La Habana: protestas por apagones y falta de agua sacuden la capital

Última Hora en La Habana: protestas por apagones y falta de agua sacuden la capital

Anoche La Habana no durmió. Y no fue por la brisa del malecón ni por el bullicio de los bares que quedan abiertos en la madrugada. Fue porque, una vez más, los apagones prolongados y la falta de agua sacaron a la gente de sus casas y los llevaron directo a las calles. Yo me pregunto: ¿qué tiene que pasar para que la paciencia del cubano se desborde? .Pues ahí estuvo la respuesta, con cacerolazos, fogatas improvisadas y gritos de inconformidad que retumbaron en el corazón de Centro Habana.

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El grito de Monte y Antón Recio

Las imágenes compartidas en redes sociales lo dicen todo. Decenas de personas en la calle Monte, en pleno Centro Habana, decidieron que ya era suficiente. Fogatas en medio de la vía, familias enteras —niños incluidos— sentados en el asfalto como símbolo de una resistencia pacífica. Una señora gritaba a todo pulmón: “¡Queremos luz y agua, no más promesas vacías!” y esa frase, recogida en un video que circula en WhatsApp, resume el sentir colectivo.

Los vecinos bloquearon intersecciones, hicieron sonar las cazuelas y se mantuvieron firmes hasta entrada la madrugada. No fue un acto aislado: en Los Sitios, en Lawton y en Altahabana también se escucharon los reclamos. No hubo miedo, hubo cansancio. Porque cuando el día se convierte en una maratón de supervivencia sin electricidad ni agua, la gente entiende que quedarse callada es peor que salir a la calle.

Una noche de apagones prolongados

La propia Empresa Eléctrica de La Habana reconoció que el miércoles fue uno de los días más críticos en meses. Casi 300 MW estaban fuera de servicio, dejando zonas enteras sin electricidad por horas. Los bloques 3, 4, 5 y 6 fueron clasificados como de “emergencia”, pero la emergencia la viven, sobre todo, las familias que intentan cocinar con lo que tienen, conservar un pedazo de pollo en un refrigerador apagado o simplemente alumbrar a los niños para que hagan la tarea con una vela que cuesta más de lo que deberían pagar.

Y aquí la gran contradicción: La Habana suele ser priorizada en la distribución de la energía, pero esta vez la realidad no respetó favoritismos. Barrios completos quedaron a oscuras y el malestar, acumulado como un tanque de agua vacío, terminó desbordándose.

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El agua, la otra chispa encendida

Si algo sabe un habanero es que los apagones son un mal viejo. Pero la falta de agua es el golpe final. Aguas de La Habana informó de roturas en la conductora de Cuenca Sur, y eso dejó a medio Vedado y a otros municipios con el grifo seco por semanas. Vecinos me contaron que han tenido que contratar pipas privadas a precios absurdos: 5.000 o 6.000 pesos por llenar un tanque. En un país donde el salario promedio no pasa de 4.000 CUP, eso es simplemente imposible para la mayoría.

Una joven en El Vedado escribía en Facebook: “Estoy cansada de bañarme con un cubo de agua que compro a sobreprecio, mientras el gobierno dice que hay soluciones en camino. ¿Hasta cuándo?” Esa pregunta, repetida miles de veces, es la que se volvió consigna anoche.

La Habana que estalla, la diáspora que observa

Mientras tanto, la diáspora cubana no se quedó callada. En Miami, Hialeah y Tampa los grupos de WhatsApp hervían con videos de la protesta. Desde España y México también se multiplicaban los mensajes de solidaridad: “Estamos con ustedes, La Habana. Que se sepa en el mundo que no es un capricho, es una necesidad”, escribió un cubano radicado en Madrid en Twitter.

Y es que la diáspora sabe muy bien lo que significa vivir con agua corriente y electricidad estables, y al mismo tiempo ver a tu familia en Cuba rogando por lo mínimo. Esa comparación duele, y duele mucho.

Contexto crítico: un país al borde del colapso cotidiano

En un análisis frío, lo que pasa en La Habana es el reflejo de una crisis nacional. Las termoeléctricas en ruinas, el sistema hidráulico colapsado, la inflación descontrolada y un peso cubano que cada día vale menos frente al dólar y al euro. El pueblo lo vive en carne propia, pero también lo documenta. Porque en tiempos de internet móvil, aunque sea lento y caro, el cubano aprendió que mostrar la realidad en redes sociales es un arma de resistencia.

No se trata de política abstracta, se trata de la vida real: de la señora que no puede refrigerar el poco alimento que tiene, del padre que no sabe cómo explicar a sus hijos por qué no hay agua para bañarse, del anciano que no soporta el calor sin ventilador. Ese es el trasfondo que convierte un apagón en una protesta.

La voz del pueblo: entre la indignación y la esperanza

En Telegram, un usuario comentaba: “No pedimos lujo, pedimos lo básico: agua, luz y respeto.” Otro, desde Lawton, escribió: “La paciencia se nos acabó, y si no hay solución, cada noche habrá más gente en la calle.” Son frases que muestran un cambio de tono. No son simples quejas aisladas; son declaraciones de resistencia pacífica.

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AKubaa lo dice sin filtros

Desde AKubaa no podemos mirar a otro lado. Estas protestas son un termómetro de lo que se respira en la Isla: cansancio, rabia y la certeza de que la gente está perdiendo el miedo. Y aunque sabemos que las autoridades intentarán minimizar el hecho, lo cierto es que las imágenes ya dieron la vuelta al mundo.

La visión crítica que siempre compartimos desde aquí es clara: no se trata de política partidista, sino de derechos humanos básicos. Un país que no puede garantizar agua ni electricidad a su gente está condenado a escuchar la protesta como música inevitable en sus calles.

Conclusión: una pregunta abierta

La Habana se desbordó anoche. Y probablemente lo vuelva a hacer si las condiciones no cambian. Yo no sé cuánto más aguantará el cubano, pero sí sé que cada cacerolazo, cada fogata y cada video subido a las redes se convierten en un mensaje poderoso.

La pregunta es: ¿serán capaces las autoridades de escuchar ese mensaje antes de que la inconformidad se convierta en una ola aún mayor?.

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En AKubaa queremos escuchar también tu voz: ¿qué piensas de lo ocurrido en La Habana?. ¿Es este el inicio de un nuevo ciclo de protestas o será un episodio más que quedará en la memoria colectiva? .Déjanos tu opinión en los comentarios, únete a la conversación en nuestras redes y comparte tu experiencia. Porque esto, lo que estamos contando, no es un titular más: es la vida misma de un pueblo que sigue luchando.

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