¿Cómo afecta el cierre del gobierno de Estados Unidos a los trámites migratorios? La verdad que no te dicen

¿Cómo afecta el cierre del gobierno de Estados Unidos a los trámites migratorios? La verdad que no te dicen

Cuando escuché la noticia del cierre del gobierno federal en Estados Unidos, lo primero que pensé fue en la cantidad de cubanos —dentro y fuera de la isla— que dependen de algún trámite migratorio para cambiar sus vidas. Porque si algo nos une, estemos en La Habana, en Hialeah o en Madrid, es ese eterno papeleo que marca nuestro destino.

En la televisión norteamericana lo pintan como un simple “shutdown”: oficinas que apagan las luces, empleados públicos enviados a casa sin sueldo, mensajes automáticos que se repiten en las páginas web oficiales. Pero detrás de ese tecnicismo, la realidad se traduce en nervios, demoras y en la ansiedad de miles de familias que tienen una cita pendiente, un caso abierto o un viaje planificado.

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Y aquí viene lo interesante: a diferencia de otros servicios federales, los trámites migratorios no se detienen del todo. Muchos continúan funcionando porque no dependen directamente de fondos del Congreso, sino de las tasas que pagamos los solicitantes. Pero eso no significa que estemos libres de sobresaltos.


Lo que sigue funcionando: el salvavidas de las tasas

El Departamento de Estado lo dejó claro: embajadas y consulados seguirán ofreciendo pasaportes, visas y asistencia a ciudadanos estadounidenses en el extranjero. Es decir, si tienes una cita para renovar tu visa de turista o tramitar un pasaporte, en teoría no deberías preocuparte.

Esa es la buena noticia. Porque estos servicios se sostienen con el dinero que pagamos los propios usuarios. Dicho de otra manera: el sistema funciona como un negocio que no puede parar porque tiene su propia caja registradora.

En Cuba, la Embajada de Estados Unidos en La Habana confirmó que sus operaciones de visas y pasaportes continúan. Miles de cubanos respiran con alivio, sobre todo los que llevan meses esperando una cita para la reunificación familiar. “Yo no me pierdo esa entrevista ni que haya un meteorito”, me escribió un amigo desde Santa Clara que tiene cita este mes.


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Lo que se complica: cuando otras agencias se apagan

Pero no nos engañemos. No todos los trámites corren con la misma suerte. Los que dependen de otras agencias federales, especialmente del Departamento de Trabajo, sí están en aprietos.

Te explico: para acceder a ciertas visas laborales, como la H-1B o la E-3, se necesita una certificación laboral permanente (PERM) o una Solicitud de Condición Laboral (LCA). Y esas no se procesan mientras el Departamento de Trabajo esté cerrado. Resultado: retrasos inevitables.

Lo mismo ocurre con E-Verify, la plataforma que usan las empresas para comprobar si un trabajador es elegible. Durante el cierre, el sistema queda congelado. Imagínate a un cubano recién llegado a Miami con oferta de trabajo en un restaurante, pero la empresa no puede verificar sus papeles a tiempo. Un simple “shutdown” lo deja varado en la incertidumbre.


Canales oficiales a media máquina

Otro efecto que pasa desapercibido: la comunicación oficial se limita. Las embajadas y consulados, incluida la de La Habana, han advertido que sus redes sociales no se actualizarán regularmente. Solo publicarán en casos urgentes de seguridad. Eso significa que si esperas una respuesta rápida o un aviso sobre cambios en citas, probablemente tendrás que conformarte con el silencio o con la actualización de boca en boca en los grupos de WhatsApp.

Aquí en Miami, varios conocidos me han contado que la gente anda corriendo a revisar foros, preguntando en páginas de Facebook de la diáspora cubana, porque la información oficial no llega a tiempo. Es como vivir con la radio apagada en plena tormenta.


El caso particular de Cuba: alivio con sabor a duda

Aunque la Embajada en La Habana asegura que las citas programadas siguen en pie, la sombra de los retrasos siempre está ahí.

Un vecino mío en Hialeah, que espera a su esposa desde Ciego de Ávila, lo dijo clarito: “Aquí cualquier apagón, cualquier cierre, cualquier invento político, termina pagándolo uno. ¿Quién me asegura que si esto se prolonga no me reprograman la cita para dentro de seis meses?”.

Ese es el verdadero problema: la incertidumbre. Aunque el sistema siga andando, el ruido del cierre genera ansiedad, desconfianza y hasta rumores. En la isla, donde el acceso a internet es limitado y caro, esa falta de comunicación se multiplica en angustia.

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La visión crítica de AKubaa: cuando lo político juega con lo humano

En AKubaa lo decimos sin filtros: los cierres del gobierno son un show político que termina afectando a la gente común. En Washington, demócratas y republicanos se tiran culpas mientras negocian presupuestos. Pero en Santa Clara, en Tampa o en Mérida (México), lo que siente la gente es otra cosa: que su futuro depende de decisiones tomadas a puertas cerradas.

El shutdown puede durar un día o un mes. En 2019, duró 35 días. ¿Te imaginas lo que significa para una familia cubana esperar más de un mes adicional para un trámite ya de por sí demorado?. Es como ver que el tren por fin llega a la estación, pero te dicen que no tiene conductor.


Lo que dicen los usuarios: voces del pueblo

En un grupo de Facebook de cubanos en España, alguien comentaba: “Tengo la cita en el consulado para noviembre, pero ya no duermo tranquila. Uno se mata trabajando, paga sus tasas y al final la política te corta las alas”.

Mientras tanto, en la Pequeña Habana de Miami, otro vecino resumió la frustración con humor negro: “Aquí estamos entre el apagón de Cuba y el apagón de Washington. Al final la oscuridad nos persigue dondequiera”.

Ese tono popular, cargado de sarcasmo, refleja la verdadera temperatura emocional de la diáspora. Y es ahí donde este tema golpea más fuerte: en la vida cotidiana de la gente que depende de un sello, un papel o una cita consular para reunirse con su familia o para poder trabajar legalmente.


Una situación incierta, un futuro en suspenso

Lo cierto es que los cierres de gobierno en Estados Unidos ya no sorprenden a nadie. Son parte del paisaje político, como los apagones en Cuba o el aumento constante del dólar en la calle. Pero cada vez que ocurre, la incertidumbre vuelve a clavarse en la piel de los migrantes.

La diferencia esta vez es que, aunque la mayoría de trámites sigue en marcha gracias al autofinanciamiento, los retrasos son inevitables en los procesos que necesitan coordinación interagencial. Y ahí es donde los cubanos —tanto los que esperan en la isla como los que ya están en Miami, Tampa o Houston— sienten la presión.


Reflexión final: ¿hasta cuándo lo humano será moneda de cambio?

Visto desde Cuba, este cierre parece un lujo que se da el gobierno norteamericano: cerrar oficinas para jugar a la política. Visto desde Miami, es una piedra más en el camino de la reunificación y los sueños de estabilidad.

La pregunta que nos queda es: ¿hasta cuándo la política va a jugar con lo humano? Porque cada demora no es solo un papel que se queda en un buró, es una familia que sigue separada, un contrato que no se firma, un pasaporte que no llega.

En AKubaa creemos que estas historias merecen ser contadas con voz clara, con calle, con picante. No para asustar, sino para entender que detrás de cada trámite hay un rostro, un nombre, una vida en pausa.

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¿Y tú?. ¿Crees que los trámites migratorios deberían estar blindados contra los juegos políticos de Washington? .Déjame tu opinión en los comentarios, comparte tu experiencia en nuestra web AKubaa.com y únete a la conversación en nuestras redes. Porque lo cubano se cuenta como es: sin filtros, con corazón y con la verdad en la mano.

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